Mi primera vez en un Motel
25 abril, 2018He escuchado todo tipo de historias acerca de los moteles, hay unos muy pequeños otros que no tienen nada que envidiarle a un hotel 5 estrellas. Casi todas mis amigas ya habían visitado alguna vez un motel, sin embargo yo aún era virgen al famoso jabón chiquito. Por esa época me encontraba soltera, acostumbraba a salir de rumba más de lo habitual, igual no tenía nada que perder. En una de mis tantas noches de fiesta conocí a Diego, debo admitir que ya llevaba unos cuantos tragos en mi cabeza y pues así, cualquiera es lindo. Bailamos un par de veces, creo que alcance a sentir lo suficiente como para animarme a darle mi número de teléfono. No recuerdo haberlo besado, sin embargo mi amiga me cuenta que la despedida se prolongó bastante. 24 horas más tarde, después de 10 ave marías y 5 padres nuestros, él me llamó, creo que nunca había esperado tanto una llamada, la verdad tenía un verano al que había que ponerle fin. La primera vez nos tomamos un café, la segunda cita unos cocteles, pero la tercera las cosas se salieron de control.
Después de consultarlo casi con 5 de mis amigas, decidí dar el siguiente paso. No quería nada serio y pues él tampoco así que a lo hecho pecho. Recuerdo que dure más de dos horas en el baño probándome toda la ropa interior que tenía, negra muy atrevida, roja muy bandida, así que me fui de blanco, como si me fuera a casar. Me recogió justo a tiempo, yo estaba en mis mejores galas y pues ya sabíamos a lo que íbamos.
Por suerte él tenía carro, así que la entrada al motel no fue tan traumática. Creo que jamás se dio cuenta que era primeriza pues logré manejar la situación. En la recepción nos ofrecieron algo de tomar como para calentar motores, el problema era que yo ya estaba muy caliente. Después de 5 minutos incomodos en el ascensor esperando llegar a la habitación, lo logramos. La habitación era más grande que la mía, o eso recuerdo, la decoración era elegante pero sensual, de verdad que al entrar allí solo daban ganas de tener sexo, bueno al menos eso quería yo. Por suerte llevaba un vestido muy fácil de quitar, así que la empelotada fue rápida. Ese hombre besaba como los dioses, sus labios eran gruesos y carnudos, y solo podía imaginarme el resto. Tenía muchos pelos para mi gusto, pero yo estaba más adentro que afuera. Desnudos en la cama a punto de la penetración inicial, este hombre ha empezado a besarme los senos, el abdomen, la pelvis y me ha hecho el mejor sexo oral de la vida, muchos lo habían intentado pero este tenía master en movimiento de lengua. No suelo mamarla la primea vez, pero después de eso, tenía que retribuirle de alguna manera, y pues yo también sé hacer lo mío. El hombre resulto ser mejor de lo que esperaba y eso sí todo un caballero.
Hicimos todas las poses habidas y por haber, en cuatro, encima, debajo, de lado, en cucharita, el helicóptero y de ahí en adelante todas las que se puedan imaginar. Me vine más de 5 veces cual quinceañera y es que tenía un vergón que casi ni me cabe entero, con decirles que el condón le apretaba, suertuda yo.
Mi primera vez en un motel fue magnifica. Con Diego el plan se repitió un par de veces y siempre fuimos amigos sexuales. Verónica